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Que entendemos por

COMER SANO

Alimentación conciente/Cuerpo/Aire/Energía​/Prevención/Ritmo​/​

El vehículo humano es un solo órgano y tiene una sola función que es la vida; para su óptimo funcionamiento trabaja a través de dos procesos fundamentales: la nutrición y la eliminación. Estas actividades se realizan simultáneamente por medio del aparato digestivo, a través de los pulmones y la piel; y, en escala más pequeña, a nivel de todas las células de nuestro organismo. Es la alteración o normalidad de estos procesos lo que determina el estado de salud o enfermedad del hombre.

Entendemos por alimentación la ingestión de alimento por parte de los organismos para proveerse de sus necesidades alimenticias, fundamentalmente para conseguir energía y desarrollarse. Es fundamental que el acto de alimentarnos sea con la intención consciente de nutrir nuestro vehículo.  Comer  “porque es rico”, obedece a otras necesidades, que pasan más por el orden mental que propiamente nutricional del organismo.

Una vez entendido lo anterior, debemos aprender a identificar las necesidades nutricionales de nuestro propio vehículo. Cada persona, como ser único e irrepetible, tiene como deber aprender a conocerse. Todo aquello que le puede hacer bien o muy bien a una persona, puede causar estragos en otra.

 

Sólidos, líquidos, aéreos  no tan sólidos y la energía

Alimento no es sólo aquello que conocemos como comida. Recordemos que no sólo lo sólido y líquido es alimento. Mediante la respiración, absorbemos oxígeno necesario para todas las células de nuestro cuerpo, mediante el agua ocurre lo mismo incluso el sol nos alimenta con sus rayos ultravioleta y su energía electromagnética.

Teniendo en cuenta lo anterior, podemos empezar a discernir qué alimentos ingerir, a medida que vamos escuchando a nuestro cuerpo y discriminando qué no hace bien y qué no.

 

La mano del hombre y la alteración de los alimentos

Otro aspecto que creemos importante a la hora de alimentarnos es evaluar en qué escala de alteración se encuentran los alimentos que ingerimos diariamente. Creemos esencial cambiar, paulatinamente, nuestros alimentos, generalmente, procesados, por otros naturales y orgánicos. Actualmente en los supermercados, minimarkets, o almacenes tenemos a disposición una gama de alimentos que, en su mayoría, son procesados y han sido intervenidos por la mano del hombre, haciéndonos ingerir exceso de persevantes, colorantes, químicos, toxinas y otros elementos que son muy malos para nuestro vehículo humano y que incluso en muchos casos, éste ni siquiera reconoce. Mediante el proceso de eliminación, el cuerpo puede hacer el trabajo de expulsar dichas toxinas, pero cuando estas se acumulan, el cuerpo se ve superado y comienzan los problemas.

En definitiva, un barómetro simple para saber si nuestra alimentación es más sana o menos, consiste en evaluar, qué tan cerca de la naturaleza está nuestra alimentación o que tan lejana de ella está, es decir, si ha pasado por muchos procesos y ha sido intervenida por muchas manos antes de llegar a nuestra mesa.

Sabemos que esta transformación en nuestro hábito alimenticio es difícil, pues lo que tenemos más a mano y nos simplifica, supuestamente, la vida, no siempre es lo más saludable, pero si se hace de manera consciente y de a poco, los cambios en nuestro ser comienzan a verse y sentirse de manera muy ostensible, lo que hace que la recompensa por el esfuerzo sea impagable.

 

Hacernos conscientes de nuestra alimentación

La alimentación sana de nuestro vehículo requiere de varios actos que no sólo se refieren a echarse la comida a la boca. Es un proceso consciente que parte por informarnos sobre los alimentos y sus nutrientes, la selección y combinación de los mismos, la preparación, el acto de comer, y luego observar y sentir a nuestro vehículo para saber cómo reaccionó ante esos alimentos.

El proceso de alimentarnos incluye, además, alimentos que no son considerados como tales. Como ya lo dijimos, el sol y el aire también nos entregan nutrientes y energías, por lo que dentro de nuestro hábito de alimentación, debemos dedicarle un tiempo consciente a consumirlos.

La alimentación consciente es un proceso que parte por nuestra educación. Al igual que un automóvil, nuestro vehículo requiere de un combustible específico para funcionar, que no siempre es lo que creemos que es saludable. Si le diéramos jugo de naranja a nuestro auto, este, con el solo contacto de un alimento tan sano, se malograría. Y eso, debemos tener claro, pasa por el simple hecho, de que el auto no está hecho para funcionar a base de jugo de naranjas, por muy sano que nos parezca. Lo mismo pasa con nuestro vehículo humano. Debemos aprender a manejarlo y, por sobre todo, a identificar qué alimentos necesita para funcionar y cuáles definitivamente no.

 

Alimentación como prevención

Otro aspecto de la alimentación que usualmente ignoramos, es el hecho de que alimentación es salud y que al mantener una buena salud estamos evitando las enfermedades. O sea, la alimentación como prevención. Si nos preocupáramos verdaderamente de nutrirnos correctamente mediante la alimentación, lograríamos prevenir muchas dolencias y síndromes que se dicen son “parte de la vejez”. La falta de calcio; las várices por una mala circulación, la osteoporosis, reumatismos, la mala calidad de la piel, etc. La alimentación es lo que hace que todo nuestro organismo funcione como debe ser; si la alimentación es deficiente, el funcionamiento de nuestro organismo es deficiente, así de simple. Actualmente estamos acostumbrados cada vez más a la inmediatez, a que todo debe solucionarse pronto porque nuestras necesidades son ahora mismo. Si mi vehículo tiene una dolencia, busco una solución inmediata a esa dolencia, aunque  lo más lógico sería saber qué es lo que provoca esa dolencia para evitar las conductas que me la provocan. Es ahí donde la alimentación es uno de los factores clave para prevenir dolencias y enfermedades. Hipócrates estaba en lo cierto cuando decía: “que tu alimento sea tu medicina”.

 

Actitud consciente hacia un estilo de vida saludable

Este maravilloso vehículo que habitamos tiene la capacidad de comunicarse con nosotros, y creemos que es nuestro deber el escucharlo y hacerle caso. Aprender sobre qué es lo que necesita y darle en el gusto. No confundir con “darnos en el gusto”. Muchas de las cosas que pensamos que son buenas o sanas o nos provocan placer, no son adecuadas para nuestro vehículo humano. Y no nos referimos únicamente a la alimentación, sino también a nuestro estilo de vida en general.

Dado que consideramos a todos los seres desde un punto de vista PsicoBioEstructural, debemos abordar, entonces, nuestro estilo de vida desde esos aspectos. Es aquí donde debemos poner atención a múltiples factores que inciden en el bienestar de nuestro vehículo humano:

  1. alimentación,

  2. respiración,

  3. actividad física (movimiento),

  4. momentos de relajación (pausas),

  5. el manejo de nuestros pensamientos (meditación),

  6. higiene y mantención del vehículo,

  7. relación con el medio (personas, animales, naturaleza y objetos),

  8. palabras que decimos y palabras que no decimos.

Si manejamos los factores mencionados anteriormente de forma coherente y en armonía con las señales de la naturaleza, estaremos dándole a nuestro vehículo la posibilidad de mostrarnos todas las maravillosas cosas de las que es capaz.

 

Todo tiene su ritmo

“La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”

Platón

 

Si vamos a ejercitarnos, que sea escuchando las señales de nuestro cuerpo, con constancia y de a poco, no exigiéndonos más de la cuenta. Debemos tener claro que el ejercicio es por salud, no por competencia o por pasarlo bien. Si me ejercito de forma saludable, el pasarlo bien vendrá por añadidura, pero esa no es  la finalidad última del ejercicio, sino que es darle salud, energía y alimento a mi vehículo.

Si unimos todos estos elementos, la experiencia será grata y nos producirá, al mismo tiempo, placer, ya que el cuerpo libera endorfinas, mis músculos se tonifican, mi sistema linfático se pone en acción ayudando a que todo mi organismo se desintoxique, mi sistema nervioso se equilibra, los líquidos fluyen y se produce lubricación, oxigenación, nutrición, mi mente  se concentra y se calma. Un sinfín de mecanismos se ponen en acción para hacer funcionar de forma óptima toda esta maravillosa máquina.

 

 

El arte del no hacer

“La felicidad reside en el ocio del espíritu”

Aristóteles

 

No nos olvidemos de la pausa, el descanso, la relajación. Toda aquella actividad que tiene que ver con el “no hacer”. El arte de hacer sin hacer, el wu wei del TAO. En la actualidad, se nos hace cada vez más necesario parar. La rápida vida que llevamos, la necesidad de que todo sea inmediato, rápido, instantáneo, hace que vayamos a un ritmo que nada tiene que ver con el de la naturaleza y de nuestro propio vehículo. Si realmente supiéramos a qué velocidad corre nuestra sangre por las venas o, más aun, a qué velocidad cada una de nuestras células respira y se alimenta, no nos haría sentido lo vertiginoso de la vida que vivimos. Todo tiene un ritmo y creemos que ese ritmo es digno de conocer y respetar. El dormir nos alimenta, nos energiza, hace que todo nuestro organismo funcione de manera distinta que cuando estamos en actividad. Lo mismo pasa cuando conscientemente hacemos una pausa y nos relajamos: nuestro ritmo cambia y le damos la oportunidad a nuestro vehículo para alimentarse, nutrirse, desintoxicarse, etc. Debemos erradicar de nuestra mente la idea de que “no acción” es equivalente a “no hacer nada” El movimiento de nuestro vehículo genera maravillas y el no movimiento también, un ejemplo de esto en la naturaleza son las plantas, que sin movimiento generan vida y belleza.

 

Un vehículo sano da lugar a una mente sana

“Mens sana in corpore sano”

Juvenal

 

La cultura oriental se refiere a dos tipos de mente: la mente mono que salta de un lado a otro sin control, y la mente caballo que es fuerte y domesticada. Para lograr lo anterior existen un sinfín de ejercicios y técnicas. Sólo debemos encontrar aquella que más se acomode a nuestra manera de ser y a nuestro día a día. Afortunadamente en la actualidad tenemos acceso a tanta información que es cada vez más fácil conocer tipos y técnicas de meditación (a lo que nosotras llamamos el arte de relajarse). Sólo debemos tener en cuenta que cada vehículo humano es diferente y que no necesariamente lo que a uno le acomoda al otro también. En el caso de la meditación es lo mismo. Debemos buscar nuestro propio estilo de meditación. Un estilo con el que nos sintamos cómodos y que alcancemos el fin último de meditar, es decir, domesticar nuestra mente.

¿Por qué creemos necesario hacer esto? La mente tranquila y entrenada da paso un mejor funcionamiento del vehículo y, a su vez, un vehículo en buen funcionamiento, da la posibilidad de una mente sana. Si tenemos claridad mental, tomamos mejores decisiones, tendemos a la coherencia y a los estados de goce. Eso nos permite estar en armonía con quienes nos rodean y con nosotros mismos. A veces se nos olvida lo importante que es mantener una mente sana, despierta y tranquila, y tendemos a dar por sentadas nuestras capacidades mentales y dejamos de lado la opción de trabajar para que la mente este saludable. Es por eso que se hace tan necesario el ejercitamiento de la mente, el aprender a domesticarla y conducirla conscientemente a un estado saludable. No olvidemos que nadie conoce aún las capacidades totales de nuestro cerebro y de qué manera nuestra mente influye en nuestras vidas.

 

Comer aire

“Que nada me pertenezca. Sólo la paz del corazón y el frescor del aire”.

Kobayashi Issa

 

El alimento mediante la respiración es un elemento que nos gusta considerar en nuestro estilo de vida. Sabemos que el oxígeno es primordial para el buen funcionamiento de nuestro vehículo. Veámonos como una gran caldera que necesita generar energía, para la cual el oxígeno es imprescindible. Cada una de nuestras células respira, por lo que todo el oxígeno que podamos captar del ambiente mediante la respiración es esencial. Para eso, existe el acto de la respiración. Pero, además, otras cosas suceden en este acto que también son importantísimas para el vehículo humano y que, a veces, ni siquiera conocemos. La respiración pone en acción no solo el órgano de los pulmones, sino que hace trabajar otros músculos, órganos y sistemas hasta generar un espectáculo de gimnasia sincronizada en nuestro interior. Al respirar, se masajean órganos, se estimulan glándulas y la circulación de linfa y sangre, se tonifican músculos, se expanden facias y se limpia y desintoxica el organismo completo. Todo gracias a esta acción refleja que nunca nos detenemos a sentir ni observar. Ejercitemos, entonces, nuestra respiración, observémosla, hagámonos conscientes de este acto y de esa manera podremos manejar mejor aún este vehículo humano que habitamos.

 

Hermoseando nuestro vehículo

“Mantener el cuerpo en buen estado de salud es una obligación. De otra forma no podríamos mantener la mente fuerte y despejada”

Buda

 

Todos los factores ya mencionados y su combinación tienen como consecuencia la notoria mejora de nuestra apariencia externa. La belleza es consecuencia de una vida saludable. Acordémonos que un sistema muscular tonificado tiene una utilidad específica y como consecuencia de eso, un cuerpo tonificado es bello. Debemos hacernos conscientes de la importancia de cuidarnos no sólo desde adentro hacia afuera, sino que desde afuera hacia adentro también.

 

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