top of page

Que entendemos por

VEHÍCULO  HUMANO

"Ocúpate de tu cuerpo con disciplina y fidelidad, el cuerpo es los ojos del alma y si los ojos no ven bien, todo el mundo se verá en tinieblas" / Goethe

Vehículo humano es el cuerpo en que habitamos.  Así de simple y así de complejo.

El ser humano está constituido de un intangible que habita en el tangible (cuerpo), dándonos, de esta forma, la facultad de interactuar unos con otros y con el medio que nos rodea. Cada una de estas partes no puede subsistir sin la otra, si el intangible no existe, el vehículo no funciona y si el vehículo no funciona, el intangible no puede relacionarse con el planeta.

Consideramos de vital importancia conocer el funcionamiento de nuestro vehículo.  Conocer qué necesita para que se exprese en plenitud y así nos muestre las maravillas de las que es capaz.

El conocimiento de tú vehículo es una búsqueda  que implica dedicación y conciencia para saber qué es lo que este necesita para funcionar de forma óptima y, lo más importante, qué es lo que NO necesita.

Una vez que lo conocemos y escuchamos, podremos distinguir cuáles son los estímulos que verdaderamente requiere: alimentación liquida y sólida, respiración; movimiento y pausas; mantención y cuidado,  teniendo siempre en cuenta que cada ser es único e irrepetible.

 

Cada ser es único

Antes de conocer la lógica de nuestro vehículo, debemos entender que cada uno de los habitantes de este planeta es único y completamente diferente al otro. Cada ser tiene una composición físico-química diferente, se ha desarrollado en un entorno en particular y tiene un origen genético determinado, factores que hacen de cada uno de nosotros un ser irrepetible.

Es de suma importancia tener este hecho en cuenta a la hora de manejar nuestro vehículo, para poder alimentarlo de una forma adecuada, considerando las predisposiciones que tiene hacia ciertos alimentos, ciertos ejercicios o movimientos, ciertas conductas, etc.

Si a mi amigo le hace bien correr 3 kilómetros diarios, tengo que probar si eso es útil para mí, y si veo que no me hace bien, no lo hago y busco otra alternativa. Si un vehículo tiene predisposición genética a la hipertensión, o a la diabetes, hay ciertos alimentos que, sabiamente, no debo consumir, o que debo consumir de manera prudente. Si vengo de una familia que se ha alimentado de proteínas animales por muchas generaciones, debo observar cuáles han sido las consecuencias de dicha alimentación y discernir qué es lo mejor para mi vehículo en esos casos.

Lo que tratamos de graficar con estos ejemplos es la importancia que tiene el saber escuchar y conocer a nuestro propio vehículo. Podemos aprender de la manera en que otros mantienen su vehículo, pero siempre debemos estar atentos a las señales únicas que nos entregará el nuestro. Solo de esta manera conseguiremos un buen manejo de este.

 

Un propósito y una tarea

Como ya lo hemos dicho, el conocimiento y cuidado de nuestro vehículo debe ser hecho de manera consciente. Y sabemos, también, que eso requiere de una inversión en tiempo: dedicar tiempo a la alimentación, a los ejercicios, a la respiración. Darse el tiempo de observarse y estar atentos a qué es lo que nos pasa; qué alimentos nos hacen sentir saludables y cuáles no; qué ejercicios nos proporcionan energía y bienestar y cuáles nos generan dolor y cansancio, etc. Muchas veces sirve llevar un diario para registrar los cambios que notamos en nuestro vehículo a medida que vamos haciendo modificaciones en nuestro estilo de vida.

bottom of page